La Vanguardia Culturas (2/2/2005)
Narrativa
Cuentos desde la cárcel
ISABEL NÚÑEZ
Antonio Di Benedetto (Mendoza, 1922-Buenos Aires, 1986) escribió estos cuentos en la cárcel, durante la dictadura argentina. En ese año de cautiverio, fue sometido a dos simulacros de fusilamiento. Como le rompían los papeles, envió sus relatos en forma de cartas a su amiga, la escultora Adelma Petroni, como si fueran sueños. La editorial Adriana Hidalgo presenta además la trilogía de novelas Zama, El silenciero y Los suicidas de este escritor reconocido por Borges, Roa Bastos (integrantes del jurado que premió uno de estos cuentos, Los reyunos) y Cortázar. Todos estos relatos describen situaciones que respiran el absurdo de la condición humana, las relaciones y la incertidumbre del destino. Sus personajes expresan un sentimiento opresivo o un encierro interior, del que intentan en vano huir. No se trata de cuentos urbanos, sino que la mayoría transcurren en una geografía semidesértica, tal vez la pampa, llena de animales merodeadores, de caza, violencia y hambre o sed. En El juicio de Dios, un capataz de obra acude a una casa a pedir agua para sus hombres, es confundido con unseductor por la pura palabra de una niña pequeña y se ve amenazado y violentado hasta que la conclusión llega,como una burla reveladora. En Aballay, el culpable de un asesinato huye desposeído de todo, como un anacoreta, decidido a pagar su culpa comiendo sólo lo que le sea dado. En Obstinado visor, un personaje visionario en tres momentos de su vida es objeto de burla de su propio poder y sólo lo comprende demasiado tarde.
En Los reyunos, la encarnación de un antiguo rey marca a sus seres próximos cortándoles una oreja. También los animales se infiltran en las escenas paródicas de estos Absurdos. Una realidad tragicómica He leído este volumen tras el espléndido Relatos de Kolyma, en que el ruso Chalamov describió el infierno siberiano. Me preguntaba por la influencia de las situaciones de encierro y penalidades sobre la sensibilidad y el talento de un escritor. En ambos casos (y hay infinidad de ellos), el talento aprovechó el sufrimiento para brillar más aún, aunque Chalamov ingresó en un manicomio tras su liberación, y Di Benedetto se exilió y casi desapareció en España antes de volver a la Argentina democrática. Hay una angustia melancólica y un humor absurdo comunes a estos escritos de cautiverio.
Aunque estos relatos de Di Benedetto carecen de la perfección de Chalamov, o del cariz cotidiano de la muerte en Kolyma, tienen momentos fulgurantes, escenas de una rara poesía, sobre un fondo en que la soledad y el tiempo parecen los únicos protagonistas capaces de mover las riendas de la narrativa, con personajes atrapados en una tragicomedia contemporánea.
Antonio Di Benedetto- Absurdos - Adriana Hidalgo Editora (287 págs. 9€)
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