miércoles, 24 de febrero de 2010

Mi artículo en la vanguardia Cultura/s: Zadie Smith, editora

Foto: I.N. L'Alliance française de Sabadell, 2010
Malestar y escritura ISABEL NÚÑEZ
Zadie Smith, editora El libro de los otros Salamandra Traducción de Eduardo Iriarte 254 Páginas 16 EUROS Hay varias maneras de construir una antología y una de ellas es seleccionar relatos ya existentes con una tesis que entreteja como un nervio las fibras de las distintas piezas y les dé otro sentido. Otra opción es encargar a los autores que escriban de un tema, y éste es el caso de El libro de los otros, en que Zadie Smith, célebre por su ópera prima Dientes blancos (2000), pidió a veintiún escritores en lengua inglesa que inventaran un personaje y titularan el cuento con su nombre. Se trata de un libro benéfico, en pro de una organización dedicada a la enseñanza de la escritura creativa. El encargo es suficientemente vago y universal para reunir piezas muy distintas, aunque muchas de ellas hablen del malestar en la familia o se acerquen a la depresión y la locura. Yo diría que el libro mejora a medida que avanza –tal vez la versión castellana influya, tal vez los primeros cuentos se le atravesaron también al traductor—, empieza a subir de nivel con la cruel y algo tosca parodia evangélica de Aleksandar Hemon –no está a la altura de La cuestión de Bruno—, progresa claramente con el negro delirio psicótico de A.L. Kennedy, se supera con el padre religioso, sombrío y mascullante que dibuja Andrew O’Hagan con irónica y sutil melancolía, seguido de otro padre esquivo, inmaduro y desagradable que recrea Zadie Smith, en tono más abrupto y espinoso. A su lado, la de Hornby es una parodia light del currículum reciclado de un autor. Sigue el retrato brutal y desasosegante de la madre jueza de Heidi Julavits, y el aire tristemente enfermo y lleno de la nostalgia de las posibilidades de Edwige Danticat. Despiadado y memorable Hari Kunzru con su callejera delirante e histriónica Magda Mandela, decepcionante Safran Foer, regular Toby Litt, incómodo y cruel el retrato femenino de Vendela Vita, lleno de gracia el de Miranda July, maligna y eficaz la pieza de A. M. Homes sobre una millonaria hiperesnob, fantasía poética de Dave Eggers, y retrato oscuro, hondo y energético el de ese loco sufriente con migraña que firma el gran Jonathan Lethem. No hay espacio aquí para comentarlos todos. El conjunto retrata sin duda nuestra sociedad enferma, con más o menos humor, gracia y melancolía. Y vale la pena leerlo.