miércoles, 24 de septiembre de 2008

En La Vanguardia, mi reseña de Dylan

Dylan, el reverso del mito ISABEL NÚÑEZ Jonathan Cott (editor) Dylan sobre Dylan. 31 entrevistas memorables Global Rythm Press Traducción de Miquel Izquierdo 472 PÁGINAS 23 EUROS Colaborador de Rolling Stone, New York Times y New Yorker, Jonathan Cott ya publicó una biografía de Dylan. Aquí reúne 31 entrevistas importantes al genio más esquivo e inclasificable de la historia de la música popular, no sólo por su danza particular entre folk, country, rock, blues, etc, sino también por su carácter. Incluye encuentros legendarios con el personaje, como el de Sam Shepard o la entrevista mítica de Nat Hentoff en el Play Boy en 1966. Da la sensación, en las primeras entrevistas, de que Dylan se irrita y violenta cuando surgen ciertos temas, como las razones posibles de su popularidad. Luego se va relajando, aunque sólo raras veces –con Sam Sheppard— parece en su salsa, y entonces es él quien pregunta o habla de otras cosas. Cuando sospecha que le encasillan, salta a otro lugar. Y choca en lo político-ético: ahí es reacio, empeñado en ser primario y usar sólo jerga, y el lenguaje se hace abrupto como si el esprit se perdiera en la traducción; no por culpa de Miquel Izquierdo, sino porque el nivel coloquial americano es intraducible. Es como si dificultara el acceso al otro Dylan, al brujo de las canciones poéticas, densas y sutiles. Y en ese terreno de creación, música y sueños, se verbaliza la poética dylaniana y al fin nos llega su atmósfera y el deseo imperioso de escucharle: ahí reside la esquiva y poderosa magia del libro. Dylan huyó joven de Minnesota (“En invierno todo estaba quieto. Nada se movía. Ocho meses... Uno vive experiencias alucinógenas asombrosas mirando por la ventana… En verano, cuando el ambiente es caluroso y húmedo y el aire metálico… Hay mucho espíritu indio. La tierra…va cargada de hierro… hay una atracción magnética. Quizá hace miles de años un planeta cayó por allí. En todo el Medio Oeste hay una gran calidad espiritual. Muy sutil, muy fuerte. Nueva York no era más que un sueño”), se hizo nómada. Había algo roto en él; le costó reconciliarse consigo mismo, y sus cambios religiosos y fanáticos parecen extrañamente ligados a su violencia interna. Pero prevalece su furia poética, su asombroso talento.