Balthus, Thérèse soñando, 1938
Biografía
El
mundo de Balthus
ISABEL
NÚÑEZ
James Lord
Balthus
Traducción de Palmira Feixas
ELBA
ELBA
110 PÁGINAS
16 EUROS
James Lord (Nueva Jersey, 1922 – París,
2009) fue cronista del París de la posguerra, escribió de Giacometti, Picasso y
Dora Maar. Aquí, con su gracia personal, relata su relación con el pintor y
medita sobre el arte y el tiempo.
Balthasar Michel Klossowski de Rola
nació en París en 1908, hijo de un historiador del arte y escenógrafo de familia
polaca vagamente noble y de la talentosa pintora judía Baladine. Su hermano fue
el escritor y pintor Pierre Klossowski. Su niñez transcurrió entre figuras como
Bonnard, Vuillard, Valéry y Rilke, que pondría texto a su libro Mitsou, historia de un gato.
El artista adoptó su nombre infantil,
Balthus, pues según Baudelaire “el genio sólo es la infancia recobrada a
voluntad”, y construyó su personaje. Se tituló conde de Rola, se instaló en un
ruinoso château (goteras y un frío
considerable) con su sobrina y modelo Frédérique, e imitó a sus maestros sin
pisar una escuela de arte. Desdeñó la contemporaneidad y buscó el fulgor del
pasado en su mundo personal, inquietante y perverso, de niñas ensoñadas
rodeadas de gatos, con un simbolismo surreal y carrolliano. Los surrealistas le
habrían acogido, pero él rechazaba su vínculo con el presente. Giacometti y
Lucian Freud le reconocían, Picasso le compraba cuadros, Camus y Artaud le pedían
escenografías, Malraux le hizo director de la casa de Francia en la romana Villa
Medici y le envió a Japón, donde conoció a Setsuko y se casó. Pierre Matisse le
organizó muestras en Nueva York y París. Y Balthus consolidó su obra indiferente
a su tiempo.
Lord le dibuja en su viejo château y
nos divierte con la larga negociación para que Balthus le retratara. Su mirada
es crítica, llena de insight y humanidad.
Completa el libro el hábil perfil de
Alice Bellony-Rewald (autora de The Lost
World of Impressionists, excluida en la portada) de Balthus en Villa
Medici. Alice le entrevistó en su época arisca y él la retrató en aquel
escenario decadente, afín a su sueño aristocrático. Balthus aparece esquivo,
melancólico, encantador y mezquino, aislado en su nube.
Un librito delicioso, bien editado por
Elba, que nos acerca al universo balthusiano, revive una época feliz de
colaboraciones entre artistas y permite reflexionar sobre el arte y los
obstáculos que uno se impone en la construcción de una obra.
4 comentarios:
de mis favoritos!
qué bien, supongo que ya debe estar en librerías (gracias por el dato)
Sí, está en librerías y es bien bonito. A mí también me gustaba mucho Balthus. No tenía espacio para decirlo mejor, pero el libro vale la pena. Lo que no entiendo es por qué, si son dos retratos de Balthus, la autora del segundo retrato no sale en el título... para variar!
¿De quién es la traducción? Siendo tú traductora, deberías citarlo.
Es muy fácil y cobarde decir lo que otros deberían hacer firmando como Anónimo. Los anónimos están prohibidos en otros países y deberían estarlo aquí. El nombre de la traductora lo puse en La Vanguardia y al copiarlo debió de caerse. Lo que yo debo, lo que no debo y mis razones para aludir a una traducción o no son cosa mía. Si siguieras mis críticas sabrías que siempre que puedo aludo a la traducción, no sólo pongo el nombre. En este caso no pudo ser puesto que tuve que cortar la reseña de cuajo. Y te repito que lo que haces es una cobardía y falto de toda cortesía.
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