Foto: I.N., Vuelta al barranco, 2012
Biografía
De la impostura
ISABEL
NÚÑEZ
Santiago Roncagliolo
El
amante uruguayo. Una historia real
ALCALÁ
368 PÁGINAS
21,90 EUROS
La figura del impostor, mentiroso y
fabulador suscita interés literario, tal vez porque ser escritor supone también
vivir otras vidas, crear vidas paralelas con la ficción. De ahí que cuando a Santiago
Roncagliolo (Lima, 1975) le propusieron que escribiera sobre un entierro en
Uruguay de los restos de Federico García Lorca en 1953, sintiera una inmediata
fascinación por el factótum de aquel misterioso homenaje, un tal Enrique
Amorim, uruguayo, escritor sin talento y sobre todo farsante.
Enrique Amorim, que aparece en una
fotografía con Federico, conoció al poeta en 1932, cuando éste triunfaba en
Argentina con sus Bodas de sangre, de
la mano de la actriz Lola Membrives, y viajaron a Uruguay. Allí supuestamente
tuvo lugar el romance y Federico le leyó a Amorim su aún secreto homenaje a
Walt Whitman.
Roncagliolo sigue,
primero a Lorca y luego a Amorim, para reconstruir como un detective la verdad
oculta tras las mistificaciones de Amorim, con un telón de fondo tan trepidante
como la Guerra Civil española, la Segunda Guerra y la Ocupación en París, pero
también la Argentina de Perón, pasando por Moscú y por Hollywood.
Y es que Amorim,
guapo y homosexual, casado con una prima de Borges, lo intentó todo, y gracias
a su fortuna personal y a sus maquinaciones, se acercó a Benavente, Pablo
Neruda y Picasso y se hizo pasar por Sartre ante Chaplin en el único encuentro
entre éste y Picasso, en plena guerra fría.
Además de manejar
con ligereza y brío su investigación novelesca por momentos históricos tan
complejos, Roncagliolo muestra lo que significaba ser homosexual en aquella
época, y las relaciones de los intelectuales con el Partido Comunista.
El retrato de Lorca es despiadado y
sólo la voz de Neruda o la mujer de Amorim restituyen el encanto de un escritor
que derrochó talento vital. Vemos un Borges interesante en su trayectoria, con
algún gesto insólito. Neruda surge con toda su ambivalencia, su luz y sus
miserias. Personajes brillantes, contemplados con distancia iconoclasta y un
ritmo vertiginoso, lanzados al gran baile alucinado de la historia. Y en el
centro, ese no-lugar de un hombre que quiso interpretar todos los papeles del
éxito, que sería olvidado por todos, como vaticinó Borges, pero que se acercó
mucho a las estrellas. Una “historia real” muy novelesca.
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