Foto: I.N., Plátanos en Perpinyà, 2009
Narrativa
Lecciones del maestro
ISABEL NÚÑEZ
Henry James
Cuadernos de notas (1878-1911)
Edición de F.O. Matthiessen y Kenneth B. Murdock
DESTINO
469 PÁGINAS
21 EUROS
Al parecer, este libro maravilloso fue publicado por Península en 1989, con la misma elegante y cuidada traducción de Marcelo Cohen, pero pasó desapercibido en una colección de historia y ciencia.
Escritos tal vez en el periodo más importante de la obra de James, vemos aquí el germen de sus mejores cuentos y novelas, desde Lo que Maisy sabía a Las alas de la paloma, pasando por La copa dorada o Alas rotas. Cualquier frase, anécdota, desdicha, conflicto que escucha James se convierte en materia para una historia, discute consigo mismo las opciones, y lo mejor es que la edición de F.O. Matthiessen y Kenneth B. Murdock comenta a pie de página cómo se transformó luego el cuento, casi siempre para mejorar con vueltas de tuerca imprevisibles que convierten lo más convencional en sutil e irónico.
Podría pensarse que se trata de un libro para escritores y tal vez los máximos placeres sean para los lectores que escriben, puesto que aquí está reflejado todo el proceso de creación de James, con una exuberancia magnífica, y sus invocaciones a los maestros “¡Oh espíritu de Maupassant, ven en mi ayuda!”, las alusiones al paraíso del arte y a sus frutos que le consuelan de todo desaliento alternan con autocríticas injustísimas despotricando de su ociosidad y falta de rigor mientras nos muestra todo lo contrario. Pero cualquier lector gozará aquí: esos personajes que se dibujan y animan con la profunda sensibilidad y el humor inteligente de James revelan las paradojas vitales en conflictos de relaciones, convenciones, dinero, y su mirada es tan penetrante que parecen casos de psicoanálisis, pero transportados a la mejor literatura.
En medio de los cuadernos hay pasajes autobiográficos intensos, como la muerte de su madre o esos paseos walserianos por Inglaterra y sus viejas casas, con hondas reflexiones sobre la memoria o los desencadenantes de nuestros actos, o la misteriosa influencia de una palabra ajena que nos mueve al fin a hacer lo que una voz interna nos sugería en vano.
Es maravilloso poder ver cómo concibió Las bostonianas o Maysie o cualquier otra pieza favorita, pero no hace falta haber leído a Henry James para disfrutar de estas páginas, pues apuntan tantas historias tan bien armadas que mientras gozamos y sonreímos, sólo deseamos seguir leyéndole. No se lo pierdan.