La Vanguardia Cultura/s
Narrativa
Cuentos sutiles
ISABEL NÚÑEZ
Edith Wharton
“Fiebre romana”
Navona
Traducción de José Luis Piquero
144 PÁGINAS
8,30 EUROS
Edith Wharton (Nueva York, 1862 – Saint Brice, 1937) es bien conocida entre los lectores de este país. Premio Pulitzer por La edad de la inocencia (que Martin Scorsese llevó al cine con dudoso resultado), escribió cuentos maravillosos como los de Vieja Nueva York, o novelas como Ethan Frome, por citar sólo algunas. Amiga y discípula de Henry James, siguió su consejo de dedicarse a lo que dominaba y fue una fina naturalista, con la penetrabilidad psicológica de su maestro, pero centrándose en las dificultades que constreñían a las mujeres en una sociedad conservadora, capaz de asfixiar incluso a las hijas de la alta burguesía, y situó sus retratos hondos y sutiles de las relaciones entre hombres y mujeres en ese contexto social opresivo para ellas.
Uno de estos tres cuentos, “Almas atenazadas”, describe a una pareja de amantes de viaje en tren por Italia. Lydia recibe la noticia de su divorcio y se debate con la situación que implica: ahora él tendrá que casarse con ella, y Lydia se resiste a entrar en ese juego, pero tras frecuentar unos días el pequeño núcleo social del hotel donde paran, comprende cómo necesita ser aceptada, cómo agota nadar contra corriente y sentirse amenazado por la presión social, y Wharton nos muestra sus interrogaciones y su viva contradicción, con la mirada perpleja y tal vez secretamente admirada de él, que la ve escapar y también duda si debe dejarla irse...
Otro relato, con un título que señala a la danza de la muerte (“Tras Holbein”), muestra a un hombre que no ha querido ver que envejece ni ha renunciado al frenesí social buscando otra vida, y a quien una repentina confusión obliga a cambiar.
Y en el tercero, frente al espectáculo esplendoroso del campo de Roma que simboliza su juventud, dos amigas ya viejas que rivalizaron sin decirlo encaran la verdad de lo ocurrido años atrás, que cambió sus vidas sin que una de ellas, la manipuladora, llegase nunca a saberlo.
Los tres son cuentos deliciosos, bien editados por Navona, con ese tamaño de libro ideal para llevar a todas partes, a buen precio, y con la garantía de procurarnos unas horas de placer. No se lo pierdan.
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