Narrativa
La camarera intrigante
ISABEL NÚÑEZ
Markus Orths
La camarera
Seix Barral
Traducción de Mª José Díez Pérez
143 PÁGINAS
15 EUROS
Los hoteles siempre han inspirado a los escritores, y el personal de servicio, también. Pensemos en aquel Journal d’une femme de chambre de Octave Mirbeau que Renoir y Buñuel llevaron al cine, o en The intriguing chambermaid del Fielding dramaturgo, o en el hábil descaro social y amatorio del tramposo botones en Confesiones del estafador Felix Krull de Thomas Mann, la denuncia social y la tristeza histórica de Tentación de Janos Székely y la ferocidad de la señora de los lavabos en “The Holy Terror” de Maeve Brennan. Todos mostraron lo que subyacía a esa desigualdad, a veces casi esclavitud de unos sufridos trabajadores que contemplaban la intimidad lujosa y despreocupada de sus huéspedes. Además, la vida atisbada, sospechada y fugaz de los hoteles ha engendrado joyas como 200 chambres 200 salles de bain de Valery Larbaud, o experimentos contemporáneos como el Hotel World de Ali Smith, y la lista podría continuar incansablemente.
Markus Orth (Viersen, 1969) es autor de varias novelas premiadas en Alemania, entre ellas La mujer travestida (Salamandra, 2009), la historia de una mujer hispana que vivió libre como un hombre en el 1600, o Lehrerzimmer, que pronto veremos en cine y que publicará Seix Barral.
La camarera es una nouvelle, y cuenta la historia de Lynn Zapatek, una joven recién salida del psiquiátrico que entra como camarera en un hotel, se entrega obsesivamente a las tareas de limpieza y acaba husmeando en la intimidad de los huéspedes, escondiéndose bajo las camas para vivir sus vidas y olvidarse. O seduciendo a la prostituta que visita a uno de ellos.
Se trata de lo que llaman un page turner; ciertamente se lee de un tirón. A pesar de la huella melancólica que dejan los gestos de la protagonista, de esa triste obsesividad enferma, con cierta escatología (tal vez la erótica de lo escatológico esté de moda en Alemania, vía Charlotte Roche), de su amor sáfico y su atmósfera de soledad urbana, la ligereza burlona y algo vacua con que está contada desaprovecha posibilidades literarias y no profundiza ni se interroga honestamente sobre ese patético personaje. Pero tal vez las imágenes y gestos de la protagonista expresen por sí solos su carga de soledad y patología contemporáneas, y el tono de ligero entretenimiento sin duda atraerá a muchos más lectores.
8 comentarios:
Hoy el culturas le dedica mucho espacio a Clarice Lispector , te he buscado pero no estabas , bueno me leeré haber lo que dicen.
la erótica de lo escatológico no me va nada.
Pero Francis, yo no soy experta en Clarice Lispector, todo lo contrario, sólo reseñé dos libros suyos maravillosos, sus Cuentos y sus artículos; quien sí lo es y debería estar en ese suplemento es Isabel Mercadé, del blog "Amapolas en octubre", pero sin duda estará un día, cuando publique su trabajo.
Pero estoy contenta porque ha salido mi reseña hotelera, pequeña pero ahí está...
No es tanto el experto como el referente, no siempre van juntos.
La verdad es que me habría encantado escribir otra vez de ella, desde mi posición intrusa, porque desde entonces la he leído un poco más, pero estas cosas van como van...
Pues a mí me ha gustado muchísimo tu, aunque pequeña, estupenda reseña. Da una idea clarísima de lo que vamos a leer, si es que decidimos leerlo, después de las reservas que, aunque con delicadeza, muestras también muy claramente.
Y, gracias por llamarme experta, como decía ella "sólo estoy intentando acercarme con humildad a la cosa".
También yo creo que debería haber ahí un artículo tuyo.
Gracias, Bel M! Anima tu comentario mientras me enfrasco en una lectura gigante para reseñar... Todo llegará, quién sabe, tu acercamiento humilde lispectoriano que me recuerda a Montaigne: "cuando damos un paso hacia algo que no sabemos, estamos haciendo ensayo", y más artículos míos...
Merece la pena? Tengo curiosidad
JML, creí que leyendo la reseña uno se hacía a la idea. Yo no querría decir más de lo que digo, ¿pero de verdad no se ve?
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